Autor: William Byrd
II
Traductor: Pedro
Peña
N. del T.: William
Byrd II (Virginia, 1674 – 1744) fue un acaudalado dueño de
plantaciones y esclavos en las colonias americanas. Hombre de una
vasta cultura, también fue exitoso en sus emprendimientos políticos,
llegando a ocupar altos cargos en los Consejos y en las Cortes de la
Colonia, y también representando los intereses de Nueva Inglaterra
en la Europa continental. Asimismo se lo considera el fundador de la
ciudad de Richmond, Virginia. Aficionado a las letras y creyente,
escribió obras sobre diversos asuntos de la época, entre las que
destaca The Secret Diary of William Byrd of Westover, que
registra sucesos personales entre 1709 y 1712 con una honestidad
bastante riesgosa. Hay allí referencias a sus actividades
comerciales, literarias, judiciales, y también un riguroso registro
de sus aventuras amorosas, sus intentos a veces frustrados en ese
campo, y los avatares de su vida conyugal. Todo el tiempo contrastan
la devoción religiosa con la confesión de pecados carnales o de
pensamientos impuros para el autor. Párrafo aparte para las
repetidas menciones de los brutales castigos a los que él y su
esposa sometían a los esclavos, narrados con suma naturalidad y sin
el más mínimo atisbo de culpa.
Se ha respetado del original la escritura de números en referencia a las horas del día.
1709.
Mayo, 21. Me desperté
a las 5 en punto y leí un capítulo en hebreo y algo de griego en
Josefo1.
Recé mis oraciones y tomé leche para el desayuno. Baile mi baile2.
Cerca de las doce el Sr. Bland llegó de Williamsburg y me trajo
algunas cartas de Inglaterra y un registro del Sr. Perry de 7 libras
por tonel. Me tranquilizó acerca de que las pieles y los 350 toneles
de tabaco fueron salvados del Perry and Lane, y algo más del
tabaco que estaba en las otras naves que se perdieron en la tormenta
que ocurrió en Inglaterra en enero. El sombrerero trajo algunos
sombreros desde Appomattox. Ambos comieron conmigo. Comimos borrego y
ensalada. En la tarde jugamos al billar. En la tardecita se fueron y
yo hice una caminata por la plantación. Me puse de mal humor al ver
trepar a mi esposa por sobre la cerca del jardín, ahora que ella
está embarazada. Me encomendé del todo a Dios. Tuve buena salud,
buenos pensamientos y buen humor, gracias a Dios Todopoderoso.
Octubre, 6. Me
levanté a las 6 en punto y dije mis oraciones y tomé leche para el
desayuno. Entonces me dirigí a Williamsburg, donde encontré todo
bien. Fui al capitolio, donde envié por la criada para que limpiara
mi dormitorio y cuando vino la besé y la acaricié, por lo cual Dios
me perdone. Entonces fui a lo del Presidente, a quien encontré
indispuesto. Almorcé con él carne de res con carne de res [sic].
Luego fuimos a su casa y jugamos piquet. Allí nos encontró el Sr.
Clayton. Pasamos mucho trabajo para encontrar una botella de vino
francés. Cerca de las diez en punto me fui a mi alojamiento. Tuve
buena salud pero retorcidos pensamientos. Dios me perdone.
Octubre, 19. Me
levanté a las 6 en punto y no pude rezar mis oraciones porque el
Coronel Bassett y el Coronel Duke vinieron a verme. Por la misma
razón, no pude leer nada. Tomé leche para el desayuno. Cerca de las
10 fuimos a la corte, donde un hombre estaba siendo juzgado por
violar a una mujer muy fea. Había abundancia de mujeres en la
galería. Me encomendé a Dios al entrar en la corte. Cerca de la una
en punto fui a mi recámara para descansar un poco. La corte se
levantó a las 4 en punto y cené con el Consejo. Comí carne hervida
en la cena. Me dí a mí mismo la libertad de hablar de forma muy
lasciva, por lo cual Dios me perdone. Dije mis oraciones y tuve buena
salud, buenos pensamientos, buen humor, gracias a Dios Todopoderoso.
Noviembre, 2. Me
levanté a las 6 en punto y leí un capítulo en hebreo y algo de
griego en Luciano3.
Dije mis plegarias y tomé leche para el desayuno, y asenté algunos
registros y entonces fui a la corte donde pusimos fin a un asunto.
Fuimos a cenar cerca de las 4 en punto y comí carne hervida de
nuevo. Al atardecer fui a lo del Dr. Barret, adonde había venido mi
esposa esta tarde. Aquí encontré a la Sra. Chiswell, a mi hermana
Custis y a otras damas. Nos sentamos y hablamos hasta cerca de las 11
y entonces nos retiramos a nuestras recámaras. Jugué un poco con la
Sra. Chiswell y la besé sobre la cama hasta que ella se enojó y mi
esposa también se ofuscó por esto y gritó y lloró cuando el resto
se hubo ido. Pasé por alto decir mis oraciones, lo que no debí
haber hecho, puesto que debía haber rogado perdón por la lujuria
que sentí por la esposa de otro hombre. Sin embargo, tuve buena
salud, buenos pensamientos, buen humor, gracias a Dios Todopoderoso.
1710.
Diciembre, 31. En
alguna noche de este mes soñé que veía una espada en llamas en el
cielo y llamaba a alguien para verla, pero antes de que pudieran
venir ya había desaparecido. Cerca de una semana después mi esposa
y yo estábamos caminando cuando descubrimos entre las nubes una nube
brillante con la forma exacta de un dardo que parecía abatirse sobre
mi plantación, pero asimismo pronto desapareció. Ambas apariciones
parecían anunciar algún infortunio que luego vino a suceder con la
muerte de varios de mis negros de una forma muy inusual. Mi esposa,
hace unos dos meses, soñó que veía un ángel en la forma de una
mujer grande quien le contó que el tiempo estaba alterado y las
estaciones cambiadas y que varias calamidades seguirían a esta
confusión. Dios aparte Su juicio de este pobre país.
1711.
Octubre, 21. Me
levanté cerca de las 6 y empezamos a empacar nuestro equipaje para
regresar. Tomamos chocolate con el Gobernador y sobre las 10 partimos
hacia el pueblo de Nottoway, y los niños indios vinieron con
nosotros, asignados para la Universidad4.
El Gobernador les hizo tres propuestas a los Tuscaroras: que se
unieran a los ingleses para terminar con aquellos indios que habían
asesinado a la gente de Carolina; que se les darían 40 chelines por
cada cabeza que trajeran de aquellos indios culpables y se les
pagaría el precio de un esclavo por cada uno que trajeran vivo; y
que ellos deberían enviar a uno de los hijos de cada jefe de cada
pueblo a la Universidad. Cenamos cerca de las 4, carne hervida otra
vez. El caballo de mi asistente estaba débil por lo que lo dejaron
sangrar. En la noche le pedí a una joven negra que me besara, y
cuando me fui a la cama tenía mucho frío porque hacía mucho que me
había sacado la ropa. Renuncié a decir mis oraciones pero tuve
buena salud, buenos pensamientos y buen humos, gracias a Dios
Todopoderoso.
1712.
Febrero, 5. Me
levanté sobre las 8. Mi esposa me mantuvo mucho tiempo en la cama
donde me la tiré. No leí nada, pero puse mis asuntos en orden.
Rehusé decir mis oraciones y comí carne hervida para el desayuno.
Mi esposa hizo que varios esclavos fueran azotados por su
holgazanería. Hice algunas cuentas y puse otros asuntos en orden
hasta que fue hora de la cena. De noche leí algo de latín. Recé mis
oraciones y tuve buena salud, buenos pensamientos y buen humor,
gracias a Dios Todopoderoso. Luego me tiré a mi esposa otra vez.
1Flavius
Josephus (37-100 dC), historiador judío descendiente de la casta
sacerdotal.
2Referencia
a los ejercicios físicos que realizaba de forma cotidiana.
3Luciano
de Samosata (125 – 180 dC), escritor sirio que desarrolló su obra
en griego.
4En
el original en inglés: College, en alusión a The College of
William and Mary at Williamsburg, del cual Byrd era uno de sus
supervisores, y donde College debe interpretarse como Universidad o
Facultad, dependiendo del caso.
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