domingo, 20 de marzo de 2016

APOLOGÍA DE LAS AMANTES MADURAS (Old Mistresses Apologue)


N. del T.: Benjamin Franklin (Boston, 1706 – Filadelfia, 1790) es considerado uno de los padres fundadores de los EEUU. Nacido de una familia pobre, es una de las primeras encarnaciones del legendario self-made-man estadounidense. Se lo asocia tanto a la política como a la ciencia. Destacó como embajador de las entonces colonias inglesas en Europa al igual que como inventor. Y escribió muchísimo sobre sus trabajos en un campo y en el otro. El texto que sigue no fue dado a conocer al público hasta bien entrado el siglo XX. Ninguno de los biógrafos y editores decimonónicos de Franklin se atrevió a publicarlo antes por juzgarlo demasiado indecente. Late en las palabras del autor una visión muy machista de la mujer y de su rol social y cultural. Por eso mismo el texto podría servir para historiar la forma en que las culturas hoy dominantes, a través de las ideas de uno de sus forjadores, han considerado las relaciones entre hombres y mujeres. Y también para visualizar cómo es que esas ideas han evolucionado, en uno u otro sentido.

Por último, un detalle: las versiones que circularon de forma privada iban bajo el título original de “Advice to a young man on the choice of a mistress”. En castellano: “Consejo para un joven ante la elección de una amante”.





25 de junio de 1745

Mi querido amigo,

No conozco medicina natural alguna que sirva para disminuir las violentas inclinaciones naturales que tú mencionas; y si la conociera, pienso que no te la aconsejaría. El matrimonio es el remedio adecuado. Es el estado más natural del hombre, y por esa razón el estado en el que más probablemente encontrarás una sólida felicidad. Tus razones en contra de entrar en él al presente, me parecen no bien fundadas. Las ventajas circunstanciales que tienes en vista al posponerlo no solamente son inciertas sino que son pequeñas en comparación con el asunto en sí, con el estar casado y asentado. Son el hombre y la mujer unidos los que hacen al ser humano completo. Separados, ella quiere el poder de su cuerpo y la fuerza de su razón; él, su suavidad, sensibilidad y ajustado discernimiento. Juntos es más probable que triunfen en el mundo. Un hombre soltero ni siquiera se acerca al valor que podría tener en aquel estado de unión. Es un animal incompleto. Se asemeja a la mitad impar del par de tijeras. Si consigues una esposa prudente y saludable, tu industria en tu profesión y su buena economía harán suficiente fortuna.

Pero si tú no tomas este consejo, y persistes en pensar en el comercio inevitable del sexo, entonces repito mi consejo anterior: que en todos tus amores prefieras las mujeres maduras a las jóvenes. Tú llamas a esto una paradoja y requieres mis razones. Y son estas:



1. Porque como tienen un mayor conocimiento del mundo y sus mentes están mejor dotadas de observaciones, su conversación es más instructiva y más perdurablemente agradable.



2. Porque cuando las mujeres dejan de ser atractivas se preocupan por ser buenas. Para mantener su influencia sobre el hombre, ellas suplen la disminución de la belleza con un aumento de la utilidad. Aprenden a realizar mil servicios pequeños y grandes, y son el amigo más tierno y útil cuando estás enfermo. De esa manera ellas siguen siendo amables. Y por consiguiente es muy raro que se encuentre tal cosa como una mujer madura que no sea una buena mujer.



3. Porque no hay riesgo de niños, los cuales, si son producidos irregularmente, deben ser atendidos con mucha inconveniencia.



4. Porque a través de su mayor experiencia, ellas son más prudentes y discretas para conducir una intriga que prevenga una sospecha. El comercio con ellas es de esa forma más seguro para tu reputación. Y también para la de ellas, si sucede que la aventura llega a conocerse, considerando que la gente podría estar bastante más inclinada a excusar a una mujer madura que amablemente prodiga cuidados a un hombre joven, pule sus costumbres con sus consejos y lo previene de arruinar su salud y fortuna entre las prostitutas mercenarias.



5. Porque en cada animal que camina vertical, las deficiencias de los fluidos que llenan sus músculos aparecen primero en las partes más altas: la cara es la primera en tornarse arrugada y sin vivacidad; luego el cuello; entonces el pecho y los brazos; las partes más bajas continúan hasta lo último tan rollizas como siempre; por lo tanto, cubriendo todo lo de arriba con una cesta, y considerando solo lo que queda debajo del cinturón, es imposible disinguir entre dos mujeres cuál es la madura y cuál es la joven. Y como en la oscuridad todos los gatos son pardos, el placer del disfrute corporal con una mujer madura es al menos igual, y frecuentemente superior, y cada habilidad, a través de la práctica, capaz de mejorarse.



6. Porque el pecado es menor. Corromper a una virgen puede ser su ruina y hacerla infeliz para toda la vida.



7. Porque el remordimiento es menor. Haber hecho miserable a una mujer joven puede darte frecuentes amargas reflexiones; ninguna de las cuales se presentará cuando hagas feliz a una mujer madura.



8. Finalmente, ¡ellas son tan agradecidas!



Y eso es todo para lo de mi paradoja. Pero aun te aconsejo que te cases directamente; saludos cordiales. Tu afectuoso amigo.




jueves, 3 de marzo de 2016

EL DIARIO SECRETO DE WILLIAM BYRD DE WESTOVER


Autor: William Byrd II
Traductor: Pedro Peña

N. del T.: William Byrd II (Virginia, 1674 – 1744) fue un acaudalado dueño de plantaciones y esclavos en las colonias americanas. Hombre de una vasta cultura, también fue exitoso en sus emprendimientos políticos, llegando a ocupar altos cargos en los Consejos y en las Cortes de la Colonia, y también representando los intereses de Nueva Inglaterra en la Europa continental. Asimismo se lo considera el fundador de la ciudad de Richmond, Virginia. Aficionado a las letras y creyente, escribió obras sobre diversos asuntos de la época, entre las que destaca The Secret Diary of William Byrd of Westover, que registra sucesos personales entre 1709 y 1712 con una honestidad bastante riesgosa. Hay allí referencias a sus actividades comerciales, literarias, judiciales, y también un riguroso registro de sus aventuras amorosas, sus intentos a veces frustrados en ese campo, y los avatares de su vida conyugal. Todo el tiempo contrastan la devoción religiosa con la confesión de pecados carnales o de pensamientos impuros para el autor. Párrafo aparte para las repetidas menciones de los brutales castigos a los que él y su esposa sometían a los esclavos, narrados con suma naturalidad y sin el más mínimo atisbo de culpa. 
Se ha respetado del original la escritura de números en referencia a las horas del día.  

1709.
Mayo, 21. Me desperté a las 5 en punto y leí un capítulo en hebreo y algo de griego en Josefo1. Recé mis oraciones y tomé leche para el desayuno. Baile mi baile2. Cerca de las doce el Sr. Bland llegó de Williamsburg y me trajo algunas cartas de Inglaterra y un registro del Sr. Perry de 7 libras por tonel. Me tranquilizó acerca de que las pieles y los 350 toneles de tabaco fueron salvados del Perry and Lane, y algo más del tabaco que estaba en las otras naves que se perdieron en la tormenta que ocurrió en Inglaterra en enero. El sombrerero trajo algunos sombreros desde Appomattox. Ambos comieron conmigo. Comimos borrego y ensalada. En la tarde jugamos al billar. En la tardecita se fueron y yo hice una caminata por la plantación. Me puse de mal humor al ver trepar a mi esposa por sobre la cerca del jardín, ahora que ella está embarazada. Me encomendé del todo a Dios. Tuve buena salud, buenos pensamientos y buen humor, gracias a Dios Todopoderoso.

Octubre, 6. Me levanté a las 6 en punto y dije mis oraciones y tomé leche para el desayuno. Entonces me dirigí a Williamsburg, donde encontré todo bien. Fui al capitolio, donde envié por la criada para que limpiara mi dormitorio y cuando vino la besé y la acaricié, por lo cual Dios me perdone. Entonces fui a lo del Presidente, a quien encontré indispuesto. Almorcé con él carne de res con carne de res [sic]. Luego fuimos a su casa y jugamos piquet. Allí nos encontró el Sr. Clayton. Pasamos mucho trabajo para encontrar una botella de vino francés. Cerca de las diez en punto me fui a mi alojamiento. Tuve buena salud pero retorcidos pensamientos. Dios me perdone.

Octubre, 19. Me levanté a las 6 en punto y no pude rezar mis oraciones porque el Coronel Bassett y el Coronel Duke vinieron a verme. Por la misma razón, no pude leer nada. Tomé leche para el desayuno. Cerca de las 10 fuimos a la corte, donde un hombre estaba siendo juzgado por violar a una mujer muy fea. Había abundancia de mujeres en la galería. Me encomendé a Dios al entrar en la corte. Cerca de la una en punto fui a mi recámara para descansar un poco. La corte se levantó a las 4 en punto y cené con el Consejo. Comí carne hervida en la cena. Me dí a mí mismo la libertad de hablar de forma muy lasciva, por lo cual Dios me perdone. Dije mis oraciones y tuve buena salud, buenos pensamientos, buen humor, gracias a Dios Todopoderoso.

Noviembre, 2. Me levanté a las 6 en punto y leí un capítulo en hebreo y algo de griego en Luciano3. Dije mis plegarias y tomé leche para el desayuno, y asenté algunos registros y entonces fui a la corte donde pusimos fin a un asunto. Fuimos a cenar cerca de las 4 en punto y comí carne hervida de nuevo. Al atardecer fui a lo del Dr. Barret, adonde había venido mi esposa esta tarde. Aquí encontré a la Sra. Chiswell, a mi hermana Custis y a otras damas. Nos sentamos y hablamos hasta cerca de las 11 y entonces nos retiramos a nuestras recámaras. Jugué un poco con la Sra. Chiswell y la besé sobre la cama hasta que ella se enojó y mi esposa también se ofuscó por esto y gritó y lloró cuando el resto se hubo ido. Pasé por alto decir mis oraciones, lo que no debí haber hecho, puesto que debía haber rogado perdón por la lujuria que sentí por la esposa de otro hombre. Sin embargo, tuve buena salud, buenos pensamientos, buen humor, gracias a Dios Todopoderoso.

1710.
Diciembre, 31. En alguna noche de este mes soñé que veía una espada en llamas en el cielo y llamaba a alguien para verla, pero antes de que pudieran venir ya había desaparecido. Cerca de una semana después mi esposa y yo estábamos caminando cuando descubrimos entre las nubes una nube brillante con la forma exacta de un dardo que parecía abatirse sobre mi plantación, pero asimismo pronto desapareció. Ambas apariciones parecían anunciar algún infortunio que luego vino a suceder con la muerte de varios de mis negros de una forma muy inusual. Mi esposa, hace unos dos meses, soñó que veía un ángel en la forma de una mujer grande quien le contó que el tiempo estaba alterado y las estaciones cambiadas y que varias calamidades seguirían a esta confusión. Dios aparte Su juicio de este pobre país.

1711.
Octubre, 21. Me levanté cerca de las 6 y empezamos a empacar nuestro equipaje para regresar. Tomamos chocolate con el Gobernador y sobre las 10 partimos hacia el pueblo de Nottoway, y los niños indios vinieron con nosotros, asignados para la Universidad4. El Gobernador les hizo tres propuestas a los Tuscaroras: que se unieran a los ingleses para terminar con aquellos indios que habían asesinado a la gente de Carolina; que se les darían 40 chelines por cada cabeza que trajeran de aquellos indios culpables y se les pagaría el precio de un esclavo por cada uno que trajeran vivo; y que ellos deberían enviar a uno de los hijos de cada jefe de cada pueblo a la Universidad. Cenamos cerca de las 4, carne hervida otra vez. El caballo de mi asistente estaba débil por lo que lo dejaron sangrar. En la noche le pedí a una joven negra que me besara, y cuando me fui a la cama tenía mucho frío porque hacía mucho que me había sacado la ropa. Renuncié a decir mis oraciones pero tuve buena salud, buenos pensamientos y buen humos, gracias a Dios Todopoderoso.

1712.
Febrero, 5. Me levanté sobre las 8. Mi esposa me mantuvo mucho tiempo en la cama donde me la tiré. No leí nada, pero puse mis asuntos en orden. Rehusé decir mis oraciones y comí carne hervida para el desayuno. Mi esposa hizo que varios esclavos fueran azotados por su holgazanería. Hice algunas cuentas y puse otros asuntos en orden hasta que fue hora de la cena. De noche leí algo de latín. Recé mis oraciones y tuve buena salud, buenos pensamientos y buen humor, gracias a Dios Todopoderoso. Luego me tiré a mi esposa otra vez.

1Flavius Josephus (37-100 dC), historiador judío descendiente de la casta sacerdotal.
2Referencia a los ejercicios físicos que realizaba de forma cotidiana.
3Luciano de Samosata (125 – 180 dC), escritor sirio que desarrolló su obra en griego.
4En el original en inglés: College, en alusión a The College of William and Mary at Williamsburg, del cual Byrd era uno de sus supervisores, y donde College debe interpretarse como Universidad o Facultad, dependiendo del caso.